De Santiago de Compostela al obrador casero: la paciencia hecha pan
Carmen Carpintero Rama vive en Santiago de Compostela. Enfermera de profesión y hoy ya jubilada, pasó buena parte de su vida cuidando a los demás, entre quirófanos y turnos largos. El pan llegó a ella de una manera inesperada, de esas casualidades que terminan marcando un camino.
Fue a través de su hijo, que empezó a interesarse por la panadería de la mano de un amigo, Edu “@opelouro”. Carmen recuerda cómo en casa aparecían panes distintos, con aromas y formas que despertaban su curiosidad.
“Algo que nunca me había planteado, de repente estaba ahí, en mi mesa.”
Y esa semilla prendió.
En 2018 horneó sus primeras hogazas. No fueron fáciles: panes chatos, de miga densa, que no guardaban mucho parecido con los que ahora salen de su horno. Pero en ellos había ilusión, y sobre todo, un descubrimiento: que de cuatro ingredientes tan sencillos como harina, agua, sal y fermento podía nacer un alimento lleno de vida.
“Siempre me había llamado la atención ese proceso tan mágico de transformación.”
Su camino fue, como el de muchos panaderos caseros, el de una autodidacta. Leer, practicar, equivocarse, repetir.
“Recuerdo que al principio me guiaba por el reloj para todo; hoy sé que es el ojo y el tacto los que dictan el momento justo.”
Con el tiempo, entendió que trabajaba con seres vivos y que, como a los hijos, a la masa también había que darle reposo, alimento y cariño.
El pan como refugio y aprendizaje
Para Carmen, el pan se convirtió en mucho más que una afición. Era una forma de desconectar, de parar el tiempo. En medio de la rutina hospitalaria encontraba un respiro en amasar, en escuchar cómo la masa se pliega bajo las manos, en dejar que el aroma del horno llenara la casa.
Hay una anécdota que resume bien esa relación íntima con el pan:
“Cuando venía de un trasplante muy cansada, lo primero que hacía al llegar a casa era amasar… y dormía mejor después.”
En ese gesto, repetido cientos de veces, descubrió la paciencia que nunca había creído tener y un modo de calmar la mente ante las vicisitudes de la vida.
Pan gallego y moña: tradición y sabor
Entre todas las masas que pasan por sus manos, Carmen tiene claras sus favoritas. El pan gallego de alta hidratación, con su alveolado característico, es un reto constante y un placer al mismo tiempo. Y la moña gallega, pan de su tierra, ocupa un lugar muy especial:
“Es versátil, a veces la convierto en chapatas, y siempre me devuelve a mis raíces.”
Sus panes nacen casi siempre de harinas gallegas molidas a la piedra y de fermentaciones largas en frío con masa madre. Dos claves que, para ella, son garantía de sabor y durabilidad.
Compartir para multiplicar
Lo que más disfruta de hornear no es solo el proceso, sino el momento de compartir. Durante años llevó panes al hospital y en los descansos, con un poco de aceite, veía la cara de sorpresa y placer de sus compañeros. Hoy sigue regalando hogazas a amigos y familiares, y aunque a veces le piden encargos, Carmen lo deja claro: no vende pan, lo comparte.
“Es mi hobby, mi forma de disfrutarlo con la gente que quiero.”
Incluso enseñó a sus colegas a preparar un pan básico sin amasado, para que no les resultara complicado. Porque si algo ha descubierto es que el pan se multiplica cuando se comparte: las hogazas se acaban, pero la experiencia queda.
Y si alguien la acompaña en este camino es su marido. Ha sido y es un apoyo constante, con una paciencia infinita para aceptar los cambios de planes que imponen los amasados y las fermentaciones. Él es quien se encarga de ir a buscar las harinas, de estar al lado cuando las cosas no salen como esperaba y de celebrar con ella cada buena hornada. Carmen reconoce que, sin esa complicidad y respaldo silencioso, todo sería mucho más difícil.
El pan, en su casa, también habla de equipo y de cariño compartido. En ese cariño ocupa un lugar especial su nieta, a quien llama con ternura su “princesita”, y que con su alegría la animó a retomar la elaboración de galletas, regalándole nuevos momentos de unión familiar alrededor de la cocina.
Libros, maestros y aprendizajes
Aunque nunca se ha considerado una profesional, su biblioteca panarra habla de la seriedad con la que se tomó este oficio de aficionada. El Pan de Jeffrey Hamelman, los manuales de Ibán Yarza, Sylvain Vernay, Domi Vélez o el H.A.T.T. de Rafa Estévez ocupan un lugar destacado en sus estanterías. Y no quiere olvidarse de @juanluiestevezpanaderoartesano, porque le ha ayudado y acompañado en este camino panarra más de lo que él mismo imagina. Su apoyo ha sido clave y siempre le estará agradecida.
“Un libro nuevo siempre es una oportunidad de aprender algo más.”
Los errores, dice, han sido sus grandes maestros. Aprender a controlar la fermentación y reconocer el punto exacto para llevar una masa al horno no fue sencillo, pero hoy es parte de su instinto. Anota todo en un cuaderno, repite un pan hasta lograr el resultado que busca, y lo que más recomienda a quienes empiezan es leer, practicar procesos sencillos y, sobre todo, tener paciencia.
Un pan con alma
En su cocina nada se desperdicia. Los panes que no salen como esperaba terminan en tostadas para el desayuno. Y cuando una hornada brilla de verdad, la celebración es sencilla: regalar un pan.
Carmen resume su experiencia con una frase que encierra todo su recorrido:
“En el pan encuentro relax, creatividad y la alegría de ver a los demás disfrutarlos.”
Mirada íntima – Lo que el pan dice de ti… y tú del pan
¿Cuál es ese pan que nunca te cansa, ni de hacer ni de comer? Siempre regreso a la moña gallega. Es un pan de mi tierra que guarda tradición y memoria, y del que nunca me canso. Las chapatas también me acompañan con frecuencia; ambas hogazas son como viejas amigas a las que siempre quiero volver.
Si tuvieras que elegir solo una harina para seguir horneando, ¿cuál sería y por qué? Elegiría la harina gallega, sin dudarlo. Tiene un sabor a tierra que me arraiga, que me devuelve a mis raíces y a los recuerdos más íntimos de mi infancia.
¿En qué parte del proceso panadero sientes más satisfacción o conexión? En la fermentación. Ese instante en que la masa respira y se transforma me resulta casi hipnótico. Me gusta observarla, como quien contempla un ser vivo que va creciendo en silencio.
¿Tienes alguna herramienta o utensilio que te acompaña desde siempre? Mis banettones. Desde que empecé, han sido compañeros inseparables, testigos de cada reposo y de cada hogaza.
¿Recuerdas una hornada que te haya marcado especialmente? Sí, una de pan gallego que salió casi por accidente. Me despisté, y sin embargo, el resultado fue de los mejores. Aprendí entonces que incluso los descuidos pueden ser maestros si sabes leer lo que la masa te cuenta.
¿Hay alguna costumbre o pequeño ritual que repitas siempre al trabajar la masa? Siempre preparo las harinas como si fuera una mise en place. Ese gesto sencillo me ordena por dentro y me abre la puerta a todo lo que viene después.
¿Qué huele distinto cuando sabes que el pan está saliendo bien? La cocina se llena de un aroma que me transporta al obrador de mi pueblo. Ese olor antiguo, reconocible, es la señal más clara de que el pan va por buen camino.
¿Qué te dice tu cuerpo cuando llevas muchas hornadas encima, pero sigues amasando? Que no me canso nunca. Amasar me serena, me pacifica, me reconcilia con todo, aunque mis manos hayan trabajado ya incontables masas.
¿Dónde encuentras calma cuando no estás en la cocina u obrador? En las andainas, esas caminatas que me devuelven el aire, el silencio y la calma.
¿Qué sueles hacer para celebrar que algo ha salido bien? Regalar un pan. No hay mejor manera de celebrar que compartir, y cada hogaza que entrego es mi forma de dar las gracias.
¿Qué persona cercana ha sido clave en tu camino panadero? Mi hijo, porque gracias a él descubrí este mundo. Y Edu, que me acompañó en mis primeros pasos con la masa madre y me enseñó a perder el miedo.
¿Qué haces con el pan que no sale como esperabas? Nada se desperdicia. Lo convierto en tostadas, y hasta en esos pequeños fracasos encuentro sabor y aprendizaje.
¿Tienes alguna frase o pensamiento que te ayuda en los días difíciles? Que los días duros también me hacen fuerte. Me caigo, me levanto, y sigo adelante. Ese volver a empezar es lo que me hace crecer.
Una película, libro o canción que te acompañan. Perfect, de Ed Sheeran, me emociona siempre. Los puentes de Madison es una película que llevo grabada en la memoria, y La sombra del viento me devuelve a mis primeros años como enfermera en Barcelona, una época de descubrimientos y aprendizajes.
📸 Puedes seguir a Carmen y ver sus elaboraciones en Instagram: @carmenpanarra
12 comentarios en “Carmen Carpintero Rama”
Antonio Ramírez Alcover
Inspiradora,como todas , descubriendo denominadores comunes y aprendo en lo que debo mejorar sólo con leeros , gracias por compartir tu pasión un abrazo
Me ha encantado Carmen. En cierta forma, me identifico con muchas de las cosas que he leído. Amasar, hornear, tiene algo que enamora y no puedes parar…
Si ya te adoraba y admiraba por lo que eres y trasmites claramente con tus masas, hoy mas que nunca me reafirmo! Eres totalmente el espíritu de panadera con alma, como se llama esta sección
Todo lo que dices y todo lo que transmites es tan auténtico como tú, Carmen. Me encanta enterarme de los pequeños detalles que compartes pero nada me sorprende porque tú eres tú, preciosa, generosa y honesta. Todo un gusto leerte. Muchos besos, Carmen ❤️
Preciosa entrevista Carmen.
Es un gusto enorme leerte.
Tus panes rebosan de belleza ,no solo por su forma ,sino por todo el amor que les das.
Un abrazo
Mil gracias Leo, agradecida de leerte y de tú apoyo.
Gracias de verdad por tus palabras tan bonitas hacia mí.
Es reconfortante leerte , me llena de alegría que me valores como yo lo hago de ti por tu autenticidad
Inspiradora,como todas , descubriendo denominadores comunes y aprendo en lo que debo mejorar sólo con leeros , gracias por compartir tu pasión un abrazo
Muchísimo gracias por tus palabras, todos aprendemos siempre algo de los demás
Me ha encantado Carmen. En cierta forma, me identifico con muchas de las cosas que he leído. Amasar, hornear, tiene algo que enamora y no puedes parar…
Si ya te adoraba y admiraba por lo que eres y trasmites claramente con tus masas, hoy mas que nunca me reafirmo! Eres totalmente el espíritu de panadera con alma, como se llama esta sección
Así es , te engancha y de qué forma,además de relajarte y disfrutar, muchísimas gracias
Muchas gracias Monica, el pan me trajo tu amistad y cariño, ya solo esto merece la pena.
Tus palabras son importantes y muy valoradas para mí
Besiños
Todo correspondido. Besiños preciosa
Todo lo que dices y todo lo que transmites es tan auténtico como tú, Carmen. Me encanta enterarme de los pequeños detalles que compartes pero nada me sorprende porque tú eres tú, preciosa, generosa y honesta. Todo un gusto leerte. Muchos besos, Carmen ❤️
Gracias amiga, tus palabras son importantes para mí y me alegro que el pan nos haya unido.
Besiños
Preciosa entrevista Carmen.
Es un gusto enorme leerte.
Tus panes rebosan de belleza ,no solo por su forma ,sino por todo el amor que les das.
Un abrazo
Muchas gracias Helen
Tus palabras son un aliento y ánimo
Ahí seguiremos con manos entre harinas
Mil gracias Leo, agradecida de leerte y de tú apoyo.
Gracias de verdad por tus palabras tan bonitas hacia mí.
Es reconfortante leerte , me llena de alegría que me valores como yo lo hago de ti por tu autenticidad