“Amaso para que los demás disfruten.”
En Guadalajara vive Mónica Méndez, conocida en redes como El Obrador de Monique.
Su día a día transcurre entre pantallas, orientaciones y la responsabilidad de acompañar a jóvenes en su formación tecnológica. Se define con humor como “pastora de almas descarriadas” porque su trabajo es guiar, escuchar y dar respuestas. Pero cuando deja el despacho, apaga el ordenador y abre la harina, encuentra un mundo completamente distinto: el de la panificación.
El pan llegó a su vida en 2013, en un momento inesperado. Una operación en la muñeca la llevó a buscar una forma de rehabilitar y fortalecer la mano, y el amasado se convirtió en terapia. Lo que al principio era un ejercicio físico pronto se transformó en algo más profundo: una práctica que conecta cuerpo, mente y sentidos.
“La mejor terapia mindfulness que conozco, aparte de los perros, es la panificación.”
Ibán Yarza fue la puerta de entrada, como para tantos otros. Sus libros y vídeos despertaron en ella la curiosidad por algo que parecía lejano y complejo, pero que pronto descubrió que estaba al alcance de sus propias manos. Esa sensación de poder crear desde cero, de transformar harina, agua y sal en una hogaza viva, la atrapó sin remedio.
Primero fue el amasado, con el placer de sentir la masa transformarse bajo los dedos. Luego el horno, con los aromas que llenan la casa, el crujido de una corteza que sigue horneando incluso al salir. Más tarde llegó la masa madre y, con ella, la paciencia y el respeto a los tiempos: lo que Xavier Barriga bautizó como “panciencia”.
Hoy, Mónica hornea pan un par de veces por semana. En su mesa nunca falta la hogaza de masa madre para el desayuno, aunque también disfruta preparando focaccia, molletes, batbout, challah, brioches o un buen pan candeal, que es su debilidad.
“Me gustan los tradicionales y también los formados mecánicos. Algunos parecen sencillos, pero no lo son tanto, y me divierte enfrentarme a ese tipo de retos.”
Sus preferencias son claras: harinas molidas a la piedra, con especial admiración por las gallegas y por los integrales de centeno y espelta. Siempre apuesta por fermentaciones lentas y retardadas en frío, evitando los excesos de levadura.
“Intento trabajar siempre con masa madre de cultivo o con prefermentos preparados con mínima levadura. Los procesos más largos dan un pan de más calidad.”
Aunque se considera autodidacta, no ha estado sola en este camino. A sus lecturas —Ibán Yarza, Xavier Barriga, Silvayn Vernay, Esbieta, Rafa Estévez, Dan Lepard, Peter Reinhart…— se suma la comunidad panarra de redes sociales, donde el intercambio de fórmulas, consejos y experiencias ha sido clave.
“ He aprendido mucho de cuentas grandes, pero también de cuentas pequeñas y apasionadas. No quisiera dejarme a nadie, porque son muchísimas las personas que me han inspirado y acompañado.”
Para ella, cada error es una lección. Y han sido muchos, reconoce con humor: masas que no fermentan, panes que se derrumban, greñas rebeldes… pero todos esos “fracasetes” han servido para reforzar su paciencia y resiliencia.
“Por eso engancha tanto la panadería casera, porque nunca hay dos hornadas iguales. Cada vez es un desafío distinto.”
Mónica también ha compartido su afición. Ha organizado talleres de iniciación con amigos y familiares, y durante la pandemia se animó con un par de talleres online. Dice que no se atrevería a llamarse “profesora”, pero esas experiencias fueron muy divertidas y valiosas, sobre todo al ver cómo algunas de esas personas ya no volvieron a comprar pan industrial.
Detrás de cada hogaza suya hay un propósito: hacer disfrutar a los demás. Ese es, dice, el ingrediente que hace especial a su pan. Y es lo que explica que uno de sus recuerdos más bonitos tenga que ver con su sobrina Carlota, con quien compartió sus primeros pasos entre masas. Para Mónica, amasar juntas fue una forma de transmitir una pasión que todavía hoy sigue uniendo.
El auge del pan artesano le parece una moda buena que ojalá no pase nunca. Ella misma se define con ironía:
“Creo que el pan se me da mejor que cantar o bailar.”
Con más de 600 publicaciones en Instagram, cualquiera que se acerque a su perfil encontrará hogazas, formados, bollería y experimentos que transmiten lo mismo que ella: curiosidad, cariño y entrega. Pan que nace en casa, pero con alma suficiente para llegar mucho más lejos.
Mirada íntima – Lo que el pan dice de ti… y tú del pan
¿Cuál es ese pan que nunca te cansa… ni de hacer ni de comer?
La focaccia de manera global. Para comer me gustan toooodos, pero el candeal es mi ojito derecho.
Si tuvieras que elegir solo una harina para seguir horneando, ¿cuál sería y por qué?
Probablemente una ecológica panificable.
¿En qué parte del proceso panadero sientes más satisfacción o conexión?
En el amasado a mano y el formado, son los pasos más íntimos y en los que existe un contacto directo con la masa.
¿Tienes alguna herramienta o utensilio que te acompaña desde siempre?
Siiiii, mi trapito para fermentar que utilizo, además, en las fotos que publico en IG.
¿Recuerdas una hornada que te haya marcado especialmente?
La primera que hice: me lancé con croissants. ¡Un desastre total!
¿Hay alguna costumbre o pequeño ritual que repitas siempre al trabajar la masa?
Oler la masa madre antes de integrarla.
¿Qué huele distinto cuando sabes que el pan está saliendo bien?
La casa entera se inunda de olores mientras horneas. Con masas enriquecidas el aroma es pura lujuria; con pan, huele a cereal.
¿Qué te dice tu cuerpo cuando llevas muchas hornadas encima, pero sigues amasando?
Voy a tener pan en el congelador hasta el año que viene… jajajaja.
¿Dónde encuentras calma cuando no estás en la cocina u obrador?
Paseando con mis perros muy temprano, disfrutando del silencio y del frescor de la mañana.
¿Qué sueles hacer para celebrar que algo ha salido bien?
Sonreír, cantar y proclamarlo a los cuatro vientos.
¿Qué persona cercana ha sido clave en tu camino como panadera?
Probablemente mi pareja, que es mi coach particular.
¿Qué haces con el pan que no sale como esperabas?
Lo utilizo para alguna otra cosa. El pan no se tira: solo he desechado tres hogazas en mi vida, porque eran insalvables.
¿Tienes alguna frase o pensamiento que te ayuda en los días difíciles?
Hoy he visto amanecer de nuevo.
¿Qué película, libro o canción sientes que te acompaña?
En cine me gusta casi todo, sobre todo el suspense y thrillers, y el cine español.
En literatura, últimamente mucho suspense policiaco.
En música, casi de todo, pero sobre todo rock de los 80 y 90.
Más allá de la miga
Hablar con Mónica es descubrir que el pan, más que una receta, es un espacio vital.
Un refugio donde desconectar del ruido diario, un lugar de encuentro con los demás y una manera de celebrar lo sencillo.
Su historia recuerda que no hace falta un gran obrador para darle vida al pan: basta con tener harina, agua, tiempo… y las ganas de compartirlo.
Fantástico,como siempre ir conociendo a personas que comparten pasión y me van enseñando el camino, un ,espero algún día conocerte 🙂
Muchas gracias Antonio. Estoy de acuerdo, es un placer siempre compartir con personas esta aficcion, adiccion que tenemos! 😉
Estupenda entrevista para conocer un poco más, si cabe, a esa crack de las masas que es Mónica, con la que he aprendido a apreciar y valorar el candeal como debe ser, un gran desconocido para mi.
jajaja! Muchas gracias mi querida «ameiga» Belén! Y yo me he quitado el miedito al agua contigo! Esos panes gallegos y esas olas ya no se me van a resistir! Besos guapísima!
Preciosa historia, como todas!! Es que el pan une a las personas, lo tengo claro.
Claro que sí Iván! Es fundamental! En una mesa con tu gente, no debe faltar nunca la compañía del pan. Gracias!
Hacer pan une a las personas en el mundo virtual y en el real. Yo tengo el privilegio de conocerte personalmente y eres un ser humano especial, además de ser excelente panadera.
Eres muy bonita, mi Joselin! Además de uno de mis referentes y pilares panarras. Un fuerte abrazo!
Una entrevista muy bonita !! Nos sirves de inspiración. Es admirable el trabajo que haces.
Gracias guapísima!
Según voy leyendo la publicación me identifico contigo!!
Una de las cosas que nos da el pan, fue conocerte e intercambiar impresiones panarras.
Me encanta la publicación y el tenerte como amiga.
Enhorabuena
IDEM Carmen! La verdad es que aunque en nuestros mundos íntimos del pan encontramos paz, este espacio tecnológico es la herramienta para compartir pasión y conocer gente bella, si no, como te hubiera conocido yo a tí? Besos muuuuuy fuertes!
Preciosas entrevista Mónica!!!
Me ha encantado!
Un abrazo
Muchas gracias Estefanía!
Una gran panarra, buena amiga y mejor persona!
Y tu más! Eres un sol Isabel! Me alegra muuuucho haberte conocido y compartir contigo! Gracias preciosa!
Que bonito es hacer pan en casa y conocer gente así, como tú, tan llana, tan cercana y taaaaan buena gente 😉 Un abrazo Mónica
Muchas gracias Jesús! Creo que es muy enriquecedor compartir, todos aprendemos de todos porque el mundo de la panificación casera no es una ciencia exacta!
Una entrevista muy bonita !! Nos sirves de inspiración. Es admirable el trabajo que haces.
Muchas gracias amiga! Tod@s aportamos siempre! Esta comunidad es muuuuy generosa y se aprende cada dïa. Un besazo fuerte Helen!
👏👏👏💪❤️
Muchas gracias compañero! 😉
Se te da bien todo en el mundo panarra. Si estuvieras cerca me darías unas cuantas clases, a mi no se me da muy bien🤦♀️
Yo también digo como tu cuando los días se presentan dificiles😘
Muchas gracias, querida María! Todos los días sale el sol, verdad? 😉