Carlos Queralt Segura

Desde Vacarisses, un pequeño pueblo rodeado de montaña, Carlos Queralt Segura se abre camino en el mundo del pan con una mezcla de curiosidad, paciencia y un toque muy personal. Su historia no empezó amasando, sino levantando un horno de leña en su jardín durante la pandemia.

Un día, su amigo Marc Padró, panadero de profesión, fue a estrenarlo con unas masas que había preparado. Aquel encuentro fue especial: Marc compartió con Carlos y dos amigas sus primeras nociones de panadería. Como agradecimiento, Carlos le regaló un objeto sencillo pero diferente: un greñador de madera, en contraste con las cuchillas de plástico desechables que se usan normalmente en los obradores.

“El regalo gustó tanto que el nombre —greñador— se quedó para siempre.”

Cuando Carlos subió un vídeo mostrando el utensilio, muchos le preguntaron si los vendía. Así nació, casi sin querer, un proyecto artesanal que fue tomando forma cuando decidió fabricarlos con una madera muy especial: la de los olivos centenarios de la finca familiar en Vinebre (Tarragona), arrasados por los incendios. En lugar de convertirse solo en leña, aquella madera encontró un nuevo destino en sus manos.

Hoy, el 99,9 % de los greñadores que fabrico provienen de esos olivos quemados.”


Un pan con sello propio

Carlos se dedica a la restauración y al bricolaje, pero el pan es ese espacio de libertad donde puede experimentar y compartir. Hace un par de hogazas a la semana, casi siempre para comidas familiares o entre amigos. Panes que no solo alimentan, sino que se convierten en excusa para enseñar greñados y decoraciones únicas, esas que giran cabezas y presiden cualquier mesa.

Trabaja con harinas de supermercado o las que le envían para probar, y suele recurrir al método de fermentolisis, que le funciona muy bien. Aprecia las harinas molidas a la piedra y las ecológicas cuando las encuentra a buen precio. Y aunque valora la diversidad, evita una cosa por encima de todo: las prisas.


Aprender, enseñar y volver a aprender

Carlos se ha formado viendo vídeos, observando a otros y, sobre todo, probando por sí mismo hasta crear un método propio. Sus errores —como olvidar la sal o no controlar la temperatura— le enseñaron que en panadería la paciencia y la planificación son claves.

“Me encanta enseñar todo lo que sé, porque es lo que me habría gustado que hiciesen conmigo.”

Lo especial de sus panes es precisamente eso: son de masa madre y llevan decoraciones imposibles de encontrar en una panadería convencional.

Aunque no sigue a nadie en particular, Carlos se inspira en artesanos y artesanas que convierten su trabajo en auténticas obras de arte. Y aunque confiesa que el mundo panadero puede ser cerrado, sueña con que algún día se reconozca el valor de quienes, como él, aportan creatividad y pasión desde sus talleres y hogares.


Mirada íntima – Lo que el pan dice de ti… y tú del pan

¿Cuál es ese pan que nunca te cansa… ni de hacer ni de comer?
Más que un pan en concreto, no me canso de los que me permiten enseñar. Lo que más disfruto son las decoraciones: hojas, espigas y greñados que hacen que cada pan sea distinto.

Si tuvieras que elegir solo una harina para seguir horneando, ¿cuál sería y por qué?
Hoy en día todas las harinas son buenas, pero si puedo elegir me quedo con las molidas a la piedra o las ecológicas, siempre que tengan un precio razonable.

¿En qué parte del proceso panadero sientes más satisfacción o conexión?
En el greñado. Ese momento me engancha siempre.

¿Tienes alguna herramienta o utensilio que te acompaña desde siempre?
Mis propios greñadores y, de forma curiosa, los gorros de ducha que uso en el proceso.

¿Recuerdas una hornada que te haya marcado especialmente?
Sí, la de mi primer curso. Fue espectacular, con mil nervios, pero la recuerdo con mucho cariño.

¿Hay alguna costumbre o pequeño ritual que repitas siempre al trabajar la masa?
Me guío por el tacto de la masa, es lo que me dice si todo va bien.

¿Qué huele distinto cuando sabes que el pan está saliendo bien?
Más que el olor, es el tacto lo que me da la pista. Cuando la masa responde en las manos, sé que va por buen camino.

¿Qué te dice tu cuerpo cuando llevas muchas hornadas encima, pero sigues amasando?
En mi caso no me pasa, porque no produzco tanto. Para mí sigue siendo un hobby.

¿Dónde encuentras calma cuando no estás en la cocina u obrador?
En mi taburete, sentado y pensando. Ahí me tomo mis pausas.

¿Qué sueles hacer para celebrar que algo ha salido bien?
Lo subo y lo enseño. Compartirlo es mi forma de celebrarlo.

¿Qué persona cercana ha sido clave en tu camino como panadero/a?
Marc Padró. Siempre me hablaba de cosas que yo no entendía, pero me despertó la curiosidad para investigar por mi cuenta.

¿Qué haces con el pan que no sale como esperabas?
Lo tiro. No hay opción.

¿Tienes alguna frase o pensamiento que te ayuda en los días difíciles?
Pienso en lo positivo que puede traer el día siguiente.

¿Qué película, libro o canción sientes que te representa o que te acompaña?
No tengo ninguno en particular. Igual que no me defino por un color, tampoco por una obra concreta.


Sueños, anécdotas y una frase que lo define

Carlos sueña con poder enseñar a mucha gente lo que sabe y que su forma de hacer pan se convierta en tendencia: panes de masa madre, largas fermentaciones y decoraciones únicas que sorprendan y den orgullo a cualquier mesa.

Se define con honestidad:

“Que no lo soy”, dice al referirse a llamarse panadero, aunque sus obras hablan por sí solas.

Entre sus anécdotas, una recurrente: la pregunta de si su pan se puede comer, y al responder que sí, escuchar el inevitable “qué lástima”.

Más allá de las etiquetas, Carlos Queralt Segura representa a esa generación de apasionados que, desde la sencillez de su casa y sus talleres, dan vida al pan con alma, creatividad y paciencia.

📸 Puedes seguir su trabajo y descubrir sus greñadores en Instagram: @grenyadors.carlosqueralt

6 comentarios en “Carlos Queralt Segura”

  1. Carlos simpre avanza y sobre toro, comparte.
    Gracias por esa primera vez en tu jardín, en familia y experimentado y por todos los panes que has puesto en mi mesa. Desde el se sandía, al de cúrcuma y a todos, riquísimos

    1. Roda Mesa Perez

      Empecé a seguir sus «obras» artesanales…obras maestras sí…cada una con pasión y dedicación absoluta….es un maestro de los de antaño, que se apasiona y que lo sabe transmitir a la perfección!
      Pude asistir a uno de sus cursos, …genial, … Probamos esos panes que sin duda, tienen un valor diez de exquisitez…y pude adquirir un greñador para un amigo panadero, que quedó asombrado… qué más se puede decir… un genio de los que deben perdurar y deben de lograr que esta profesión no se acabe nunca! Gracias Carlos!!!

  2. Beatriz Barista

    Es increíble todos los panes que hace!! a mí cada vez que lo veo cortar uno me da una pena!!! Además siempre tiene tiempo para contestarte a las dudas de forma amable!! No lo conozco en persona, espero poder pronto conocerlo, pero se ve que ama lo que hace y transmite ese cariño a todos los que queremos aprender!!! Lo que aprendes con él te sirve pq te explica realmente lo necesario y de forma claro!!!

  3. Un verdadero artista! tanto en la fabricación de esos preciosos greñadores que yo tengo la fortuna de poseer. com en la decoración de sus hogazas. No me extraña que te pregunten si se puede comer… 😉

    1. Los panes que haces son obras de arte comestibles!!
      Y que decir de los greñadores , son preciosos, creados con el alma y con historia

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